Deshidratado de ternura
Me pellizcaba la piel,
Rascando la costra
De desilusión
Que me envolvía.
Cuando me acercaste
Tu vaso de ambrosía,
Yo ya estaba
Muriendo de sed.
Tras tus fecundas
Gotas de agua fresca
Vino la embriaguez de miel
Y tras la miel fascinadora
Precedió el vino arrebatador.
Fue así como te entregué
El mando de mi voz,
La llave de mi reino,
La rama de mi olivo,
Mi espiga y mi hoz.