Entre la arboleda
Fuimos,
Como en un cuadro
De René Magritte.
Mis labios montaron
Insolentemente
El área
De tu cintura,
Mientras la contorsión
De tus ojos
Se elevaba
A niveles
Insospechados
De placer.
Cuando escuchamos
El inaudito disparo
Y vimos las invisibles
Palomas despavoridas volar
Nos invadió la sensación
De azul gozar.
Entre la arboleda
Vimos
Que el placer
No nos necesita
A nosotros
Para existir.