Yo soy una flor perenne
Que surgió en tu jardín.
A mi alrededor crecieron
Yerbas, cardos y espinos,
Pero ninguno en mi camino
Me distrajo o me hizo desistir
De cuidar tus pétalos,
De proteger tu rocío,
De defender tus verdes.
No hubo flor que alcanzara
La iridiscencia
De tus pétalos
Ni que se opusiera a tu candor.
Ahora que eres
El sostén de mis peciolos
El perfume de mi dermis,
El pensar entre mi sien.
Hoy soy tuyo
Desde mi ápice a mi envés.