Los dados del destino
Habían sido arrojados
Con tal potencia absoluta
Que cayeron estrellados
En la más remota
Esquina de mi cosmos
Y la suerte espantada
Emigró despavorida
Al extremo opuesto
De mi universo.
Giró la rueda de la fortuna
Y ya nada de lo que fue antes era ahora.
Nunca te volví a ver
En la disposición propicia
De los besos
O el rozar apasionado
De lenguas.
Allí fue cuando por azar,
Descubrí,
Que el cadáver de la tristeza
Florecía en el evento
Más amargo de tu olvido.
Giró la rueda de la fortuna
Y ya nada de lo que fue antes era ahora.