Tú has sido el ancla
Que me ha salvado
De ir a la deriva,
El faro que ha iluminado
Mi sórdida vida,
El seguro que ha tranquilizado
La rueda de mi auriga,
El ala que ha mantenido a flote
Mi fe viva,
El bálsamo que ha ungido
Mi abierta herida
Sin embargo somos condenados
A que se desconozcan nuestros lazos
El vínculo existente
Entre tu ancla y mi deriva,
Tu faro y mi vida,
Tu seguro y mi auriga,
Tu ala y mi fe viva,
Tu bálsamo y mi herida.
A ser ciudadanos de la tristeza.
Que aún deben rendir tributo
A la nada,
A la nada,
A la nada.