De todas las cosas del mundo
Que se abren y se cierran,
Como el moriviví,
Las alas de mariposa,
El pico del colibrí,
Los pétalos de la rosa,
El capullo del alhelí,
Mi herida iba con tendencia
A la magnificación,
En un ars combinatoria,
Maximizando el dolor
Aumentando a cada palmo
Mi desesperación.
Pero llegaste tú con tu magia
Invocando el placer de la lengua,
Con un incendio en los labios,
Con el cuerpo hinchado de pasión.
Lo dijo la libre alondra,
El verde musgo,
La nube vespertina
Y el parsimonioso caracol:
Tú me estrechaste la herida
Hasta hacerla desaparecer
En un acto de pura magia
Deleitándote en la opulencia
Del placer.