No sé si fue la disposición
De la belleza en tu rostro,
O la dulce bocanada
Que me hiciste expirar,
No sé si fue tu sencilla palabra,
O el trago precipitado
De tu éter
Que pasó por mi paladar,
No sé si fue el dulce pestañeo
Junto al brillo de tus pupilas.
Yo venía en verdad
Viejo y con el agobio
De un día saturado
De espinas y cardos,
Pero con tu sonrisa celeste
Arrancaste de cuajo
Las preocupaciones
En mi rostro.
Pude ver
Los cielos abrirse
De par en par
Y descender en su rosa nube
Un coro de barrocos arcángeles
Llamándome por mi nombre,
Y me vi inspirado a saltar
Desde el pináculo del templo
A la espera de que tus manos
Soportaran mi pie.
No sé si fue la disposición
De la belleza en tu rostro,
O la dulce bocanada
Que me hiciste expirar,
No sé si fue tu sencilla palabra,
O el trago precipitado
De tu éter
Que pasó por mi paladar,
No sé si fue el dulce pestañeo
Junto al brillo de tus pupilas.